“Aquí es donde empieza todo.
Todo comienza aquí, hoy.”
David Nicholls
La esperanza no es la convicción de que algo va a salir bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulta. Así lo manifestó Václav Havel, último presidente de Checoslovaquia y primer presidente de la República Checa, luchador social hostigado con dureza y encarcelado en numerosas ocasiones por su defensa de los derechos humanos a lo largo de la década de 1970, escribiendo manifiestos públicos en contra de la censura previa y reclamando la "discusión abierta" de los problemas económicos y políticos de su país.
Y hoy, después de estas elecciones intermedias que han sido ejemplo, por el número de votantes y en las que no ha habido muchas incidencias negativas, regresa a nuestros espíritus la esperanza de ver florecer a nuestras comunidades. Hoy tienen una gran oportunidad quienes ganaron estas elecciones, de demostrar su compromiso con la sociedad. Y las y los habitantes de todos los municipios del estado también tenemos un gran compromiso: convertirnos en verdaderos ciudadanos.
Ya ha comenzado este camino con el sufragio de un número altísimo de votantes que participaron en la jornada electoral. Ahora sigue la participación directa de todos nosotros en los asuntos de la vida pública. Ulrich Richter Morales, en su libro “manual del poder ciudadano, lo que México necesita”, nos dice que “el trato entre autoridades y particulares debe ser entre iguales”. Obviamente, a nuestra sociedad le cuesta trabajo entender esto. Y es peor con las autoridades, porque creen que por el solo hecho de serlo tienen supremacía sobre el ciudadano. Sin embargo, ver a la autoridad como iguales, como una institución al servicio de los ciudadanos, es tarea que debemos comprender y ejercer de inmediato. Y también el autor nos sugiere que hay que “respetarnos y respetar a quienes nos rodean y cumplir con las reglas de convivencia y de tránsito hasta lograr que el gran movimiento ciudadano sea el ejemplo a seguir y pueda revertir la situación que hoy impera en México”.
Para no irme tan lejos, pero considerando que lo que digo sea tomado en cuenta por todas las candidatas y candidatos ganadores en las urnas, sólo hablaré de la ciudad que me vio nacer: Cuernavaca.
La nuestra era una ciudad hermosa, conocida como “la ciudad de la eterna primavera”. Me encantaba leer y escuchar todo lo que se decía de ella. Alguna vez, en mi adolescencia, leí de un autor, de cuyo nombre no puedo acordarme, sobre mi ciudad: En Cuernavaca el clima es tan maravilloso que todo es posible, y sólo hay tres cosas prohibidas: La primera es tener calor, porque su clima es encantador; número dos, en Cuernavaca está prohibido enfermarse. Por supuesto, dado que tiene ese clima increíble, todo es salud y alegría; y tres, en Cuernavaca está prohibido mojarse. Porque la lluvia es tan benévola que sólo llueve por las madrugadas, antes de levantarse y muy tarde en la noche, ya que estás de regreso en casa.
Me sentía privilegiado de saber cuántas personalidades del mundo artístico, político y cultural se habían asentado en nuestra ciudad. Me sentía orgulloso de que mis amigos reconocieran mi ciudad como un lugar maravilloso donde se podía vivir y donde se podía dejar en libertad la imaginación para poder crear, entre los que destacan Malcolm Lowry, David Alfaro Siqueiros, María Félix, Elena Garro, Eric Fromm, Eduardo del Río (Rius), Iván Illich, Don Alfonso Reyes, y muchos más que por falta de espacio no incluyo.
Y, sin embargo, pasó el tiempo y las cosas fueron cambiando para mal, al grado que ahora es una de las ciudades más inseguras de nuestro país. Y estoy cierto, que esto no sólo es exclusivo de mi ciudad, afirmo que, en todo el país, esta historia se repite. Decía, las cosas fueron empeorando hasta que la gente ya no quiso participar en nada. Todo daba igual. Se fue perdiendo la esperanza…
Pero ahora, con esta manifestación de la gente saliendo a votar, me convenzo de que está llegando una nueva era. La era de la democracia participativa. Esta es una oportunidad única que no debe desaprovechar la clase política en general. Y, otra vez, en el caso de nuestra ciudad de Cuernavaca, el virtual presidente municipal, José Luis Urióstegui Salgado tiene la oportunidad de engrandecer nuestra comunidad, de hacerla florecer como nunca antes. Pero esto no es sólo tarea de una sola persona o de su equipo. Esta es una tarea de toda la ciudadanía. Debemos participar colectivamente enarbolando las banderas de la participación colectiva, del respeto y la tolerancia, de la equidad, la justicia y la paz para regresarle los dones que tenía nuestra ciudad. A la que llamaría desde ahora: La ciudad de la esperanza.
Sr. presidente municipal electo, José Luis Urióstegui Salgado: Sirvan estos fragmentos del poema de Alfonso Reyes, para que usted y todas y todos juntos, podamos devolverle a Cuernavaca, ciudad de Dios y de gran casta, sus grandes dones. Esos que algún día se llevaron los ladrones.
A Cuernavaca voy, dulce retiro / cuando, por veleidad o desaliento / cedo al afán de interrumpir el cuento / y dar a mi relato algún respiro.
A Cuernavaca voy, que sólo aspiro / a disfrutar sus auras un momento: / pausa de libertad y esparcimiento / a la breve distancia de un suspiro…
…Básteme ya saber, dulce retiro / que solazas mis sienes con tu aliento: / pausa de libertad y esparcimiento / a la breve distancia de un suspiro…
…Vuela una nube; un astro se destaca, / y el tiempo mismo se suspende y dura… / ¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!