“El comportamiento humano
es increíblemente flexible,
como el plástico”.
P. G. Zimbardo
Comienzo este artículo agradeciendo a todas las personas que han seguido esta columna durante estos cuatro años. Este pasado cuatro de septiembre, pero del año dos mil diecisiete, inicié esta aventura de presentar temas que coadyuven tanto al desarrollo de la mediación que nos conduzca a la cultura de paz. Así que, de corazón: Gracias, gracias, gracias por no faltar a nuestra cita semanal.
Como artista de la prestidigitación y la ilusión siempre he estado interesado en la conducta del ser humano. Eso me ha llevado a explorar muchas teorías y, sobre todo, a estudiar la psicología social y lo que llaman experimentos sociales.
Todos nosotros, hombres y mujeres, tenemos un sentido gregario. Tenemos necesidad de ser parte de un grupo, necesitamos un sentido de pertenencia. No hay nadie que no sea parte de un grupo. Nos unen los equipos de futbol, la ideología, los gustos, cierto tipo de música, la literatura, y todo lo que gustes agregar a la lista. Y, de hecho, siempre que toco este tema, recuerdo un chiste de Mafalda. Llega Felipito muy enojado diciendo que está harto de que toda la gente siempre tenga que ser parte de un grupo, y que él no quiere pertenecer a ningún grupo. Mafalda lo ve seriamente, luego sonríe y le dice: Está bien, Felipito, ahora perteneces al grupo de los que no quieren pertenecer a ningún grupo…
Es imposible que alguien se encuentre fuera de algún contexto determinado. En el año de 1951 Solomon Asch dirigió una serie de experimentos en los que demostró el poder de la conformidad de los grupos. En ese experimento se le pidió a un grupo de cinco estudiantes que participaran en una “prueba de visión”. Pero, en realidad, se trataba de cuatro estudiantes “cómplices” y un estudiante ingenuo/ajeno. Y el objetivo era estudiar las condiciones que inducen a los individuos a permanecer independientes o a someterse a las presiones de grupo cuando estas son contrarias a la realidad.
Los participantes del experimento estaban sentados. Ahí se les pidió que dijeran cuál era, a su juicio, la longitud de varias líneas dibujadas en una serie de exposiciones: se les preguntaba si una línea era más larga que otra. Los cómplices habían sido preparados para dar respuestas incorrectas en los tests y determinar si ello influía en las respuestas del otro estudiante. En las primeras pruebas, los cómplices dieron respuestas correctas. Todos coincidieron, pero a partir de la cuarta respuesta los cómplices dieron las mismas respuestas incorrectas. El sujeto crítico, ajeno e ingenuo, se sorprende ante estas respuestas, pero él da la respuesta correcta en dos ocasiones más. Sin embargo, al final se “adapta” a las respuestas incorrectas. Duda de su juicio y se adhiere a las respuestas de los demás para no sentirse fuera del grupo.
Por si te interesa, te dejo el link de uno de esos experimentos:
https://www.youtube.com/watch?v=wt9i7ZiMed8&t=15s
Este experimento se ha representado de diversas formas para comprobar la conformidad social. También dejo los links de estos: uno que se da en un elevador, en donde todas las personas, al entrar, se colocan mirando a la puerta, pero: ¿Qué sucedería si las personas se colocan de espaldas a la entrada?: https://www.youtube.com/watch?v=3vAKfdan0ao
Y el siguiente experimento se da en una clínica. Todas las personas que se encuentran esperando son cómplices, menos una. Al sonido de un timbre, todas las personas se ponen de pie. La pregunta es si ella mantendrá su individualidad quedándose sentada o se pondrá de pie igual que todos. Y aquí surge otra cuestión. Al final, la persona no-cómplice se queda sola y llegan nuevas personas que también son no-cómplices. ¿Se repetirá el patrón de ponerse de pie al sonido del timbre o se perderá? Compruébalo: https://www.youtube.com/watch?v=5hYdlXNuA1I
Esto ejemplos, en un momento dado te causarán risa. Pero piénsalo bien. ¿Somos realmente independientes en nuestro comportamiento y en nuestras ideas? Si así actuamos todos para sentirnos parte del grupo, en el caso del comportamiento de la sociedad, ¿Estaremos repitiendo formas que no sabemos de dónde vinieron ni cómo comenzaron? Y la pregunta esencial: ¿Será que al repetir estos patrones que nos inculcaron desde pequeños y consideramos adecuados, no nos estarán afectando en nuestra evolución como seres humanos?
La respuesta la dejo a tu criterio. Tal vez es hora de cambiar para mejorar.