“La herramienta más eficiente para
combatir el cambio climático eres tú”.
Anónimo
No sé qué pasará en el futuro, pero si es que los vaticinios que dicen que no llegaremos a mediados de este siglo se equivocan, los años 2020 y 2021 serán recordados por toda la humanidad. Así como nosotros vemos y recordamos la historia de principios del siglo pasado, en la que hubo hechos muy fuertes que marcaron a la humanidad, como la primera guerra mundial iniciada el 28 de julio de 1914 y terminada el 11 de noviembre de 1918 dejando 16.6 millones de muertos entre soldados y civiles, y la gripe española que causó la muerte de más de 40 millones de personas en todo el mundo, nuestros descendientes se preguntarán cómo fue que todo esto sucedió.
Si es así, espero que las personas de este futuro que se acerca se hayan puesto a estudiar lo suficiente y, además, se hayan puesto las pilas haciéndose las preguntas correctas y hayan encontrado las respuestas también correctas y adecuadas. Aunque yo creo que ya las tenemos, pero no queremos tomarlas en cuenta seriamente.
La primera pregunta que hay que hacerse es si los desastres naturales como los terremotos, las inundaciones, los tsunamis, las sequías que nos acechan desde hace tiempo, son realmente naturales. Tenemos que definir, antes que otra cosa, justamente eso. Qué es un desastre natural.
Los desastres naturales los podemos definir como: “los eventos catastróficos de origen atmosférico, geológico, o hidrológico que causan fatalidades, daños a la propiedad, y una disrupción socioambiental”. Por lo tanto, se debe entender que “natural” implica que están libres de la influencia y control del hombre, y que para ser “desastres” deben estar relacionados al daño que causan a los humanos.
Sin embargo, esta definición nos ha rebasado. Los desastres naturales ya no son tan naturales. El ser humano, considerado ahora como el peor depredador de la naturaleza, ha sido el causante de lo que sucede con ella. Es el ser humano el que, con tal de explotar al máximo nuestra madre tierra para obtener todas las ganancias posibles la ha estado matando lentamente.
Se habla del cambio climático como si fuera una cuestión natural. Como si no tuviéramos nada que ver con ella. Pero si de verdad nos importa, tenemos que entender y aceptar que el cambio climático es consecuencia de la actividad humana. La generación de electricidad, el consumo de combustibles fósiles, como la gasolina y el diésel, la producción del cemento para la construcción, la eliminación de la vegetación, destruyéndola para crear grandes centros comerciales o lugares para vivir, y que es conocida como cambio de uso de suelo, así como la producción de los alimentos y de otros tantos bienes y servicios que consumimos a diario, generan una gran cantidad de gases de efecto invernadero. Esto quiere decir que también somos parte del problema.
Todo comenzó desde la revolución industrial y no se ha detenido. Al contrario, la situación ha ido empeorando desde entonces, los procesos industriales se desarrollan básicamente quemando combustibles fósiles, ya sea petróleo, gas y sus derivados, o gasolina. Los gases producidos por estas actividades se liberan a la atmósfera y cambian su composición.
En nuestro caso, se calcula que México ha perdido por lo menos la mitad de sus bosques desde la época Colonial hasta el día de hoy. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el país se han talado 6.3 millones de hectáreas de sus bosques, lo que lo coloca en el segundo lugar en América Latina con mayor destrucción forestal, detrás de Brasil, que ocupa el primero. Asimismo, la fauna y la flora del planeta se están viendo enormemente afectadas desde hace años. Muchas son las especies de plantas y animales que han desaparecido debido a las consecuencias del cambio climático, especies que ya no volverán a poblar el planeta. Además de tratarse de una pérdida dramática, implica el cambio en el funcionamiento del propio planeta.
Es esencial aceptar que todo esto lo produce el sistema capitalista (y no es una cuestión ni de ideología ni partidismo). El capitalismo se basa en un sistema de producción sin límites, centrado en satisfacer una demanda individual provocada por el propio sistema. Seguramente sabes que como todo está centrado en las ganancias obtenidas, todo lo que sobra, todo lo que no se vende, se va a la basura. Es decir, se produce más de lo que se puede consumir.
El calentamiento global está provocando todas estas catástrofes que estamos viviendo. y la pregunta es: ¿Podemos hacer algo para evitar que esto suceda?
Una de las soluciones es planteando políticas de producción y control sobre los sistemas de producción actuales. Pero si esto no sucede, nosotros como ciudadanos y consumidores responsables, también podemos poner nuestro granito de arena. Decía el ex presidente de Francia, François Hollande que tenemos una sola misión: Proteger y entregar el planeta a la próxima generación. ¿Nos estamos preparando para ello?
Más sobre este tema en nuestra próxima intervención.