"Si, por falta de uso, una mente
se vuelve torpe en la vejez,
la culpa es tan solo de su dueño.”
Samuel Johnson
Esta entrega tiene como propósito hacer una crónica de los hechos sucedidos a partir de la publicación de mi artículo de la semana pasada con este tema de la vejez y ofrecer algunas opciones.
Recibí, y sigo recibiendo muchos comentarios sobre este tema que en mi particular forma de ver las cosas es muy controvertido.
Algunos de los comentarios fueron en el sentido de que, no solamente los trámites para la obtención de la credencial del INAPAM son absurdos, complicados y bizarros, sino todos los trámites en general son muy engorrosos, lo cual es cierto, por lo tanto, urge que todas las áreas de gobierno se concienticen para actualizar y modernizar todo lo referente a la tramitología. De hecho, en mi artículo pasado hice una recomendación de un libro que vale la pena leer para lograr dicho objetivo. Edward de Bono, en su libro “simplicidad” habla de la “tramitología” y menciona que, en muchos países también ha sido engorroso y molesto realizar ciertos trámites burocráticos. Menciona que el estrés viene de la complejidad, la ansiedad y la frustración. Asimismo, menciona que uno de los principales propósitos de la simplicidad es hacer que la vida sea más sencilla.
También menciona, y debo reconocer que me atrae mucho la idea, que en todos los países podría existir una Campaña Nacional para la Simplicidad a través de todos los medios de comunicación, y el público estaría invitado a enviar sugerencias de dos tipos:
Uno de ellos consiste en enviar las áreas, asuntos y procedimientos que parecen innecesariamente complicados y que exigen simplificación y en segunda instancia, hacer sugerencias específicas respecto a cómo se podrían simplificar ciertas cosas, considerando el sentido práctico, los costos y la aceptación. Ojalá algún nuevo gobierno se atreva a cuestionarse, y, por tanto, a realizar innovaciones que valgan la pena para el usuario. Estoy seguro de que muchos trámites, al ser simplificados, harían a la ciudadanía más participativa.
Hubo otros comentarios sobre mi artículo anterior que se ufanaban de lo fácil que fue haber tramitado su credencial del INAPAM. Pero lo que hicieron algunos de ellos fue utilizar sus influencias.
Obviamente se puede hacer así, pero el punto es que todo debería de ser sencillo para las mayorías. Y ese es otro problema que se debe atacar, el “influyentismo”, porque esto trae inconformidad, y, por otro lado, todos quisieran gozar de él para que todo fuera más fácil. De igual manera pienso de la corrupción.
En lo que sí coincidieron en la mayoría de los comentarios recibidos a raíz del artículo anterior, es que se debe poner mucha atención a los grupos vulnerables para que se cumplan cabalmente las leyes correspondientes.
En el caso de los adultos mayores se deben establecer con claridad todas las ventajas a las que tienen (tenemos) derecho, porque, por ejemplo, en el caso de los descuentos en el predial, cada municipio tiene descuentos diversos para los adultos mayores. Y en el caso de los municipios, en el caso del descuento para el agua, éste sólo se aplica para el consumo, pero no para el pago de la toma de agua que, en muchos casos, es demasiado caro para ellos.
En el sitio web del INAPAM, https://www.gob.mx/inapam/documentos/ley-de-los-derechos-de-las-personas-adultas-mayores, se habla del siguiente decálogo que a la letra dice:
Los Adultos Mayores tenemos derecho a: una vida con calidad, sin violencia y sin discriminación; un trato digno y apropiado en cualquier procedimiento judicial; la salud, alimentación y familia; la educación; un trabajo digno y bien remunerado; la asistencia social; asociarnos y participar en procesos productivos de educación y capacitación en nuestra comunidad; denunciar todo hecho, acto u omisión que viole los derechos que consagra la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores; la atención preferente en establecimientos públicos y privados que presten servicio al público; y derecho a contar con asientos preferentes en los servicios de autotransporte.
Todo esto suena bien, pero todo esto no se cumple a cabalidad. Es necesario, entonces, retomar el tema y trabajar en el cumplimiento de estas políticas públicas para los adultos mayores, porque entonces no los veríamos en las esquinas de las calles y cruceros, solicitando dinero para sus enfermedades y necesidades y, tampoco los veríamos en los supermercados “viviendo” de lo que buenamente el cliente les da. Porque eso, eso no es un trabajo digno y bien remunerado.
Se aceptan más comentarios y críticas al respecto.