" Mientras la crisis se agrava,
el hartazgo social se multiplica.”
Anónimo
Como seres humanos, imperfectos que somos, siempre queremos tener la razón. No solamente yo soy así. Cada uno de nosotros tiene esa tendencia. Si analizamos esto, por supuesto que si así nos condujéramos siempre, la humanidad ya no existiría.
Absolutamente todos tenemos este gran problema de conducta. Sin embargo, tenemos que aprender a negociar para poder vivir en armonía. Entre particulares, creo que de alguna manera lo podríamos solucionar para lograr vivir en paz y concordia. El problema, tal vez, se agrava cuando tenemos encima el imperio de la ley, con el que, en nuestro país nos han dominado y se ha impuesto la clase política. Supongo que hace mucho tiempo era muy diferente. La clase política tenía ética, era honrada, de verdad hacían todo lo posible para que las comunidades vivieran en paz y armonía, y al final, dejaban una herencia de alegría, armonía entre la ciudadanía.
Pero un día, a ellos, a la clase política, se le olvidó ese compromiso de honestidad con sus comunidades. Comenzaron a saquear y a aprovecharse de los recursos públicos para enriquecerse a la mala. Fueron creando una mafia política y se fueron uniendo con otras bandas maquiavélicas para poder cerrar el círculo de terror y lograr sus propósitos mezquinos.
Y así pasó el tiempo hasta que el pueblo se fue hartando y empezó a crecer ese estado de desorganización social, incluyendo el aislamiento de las personas, como consecuencia de la falta de congruencia de las normas sociales.
Esa es la razón por la cual nos pasamos un semáforo en rojo. O en estos tiempos de pandemia, aquellos que se niegan a usar el cubrebocas. Esta “enfermedad social” puede hacer que la gente se aísle o vaya en contra de lo establecido.
El hartazgo puede hacer que una persona se vuelva intolerante y entre en un círculo de desesperanza frente a una situación real que no puede modificar. Esto puede originar brotes de violencia o hasta el alejamiento de la realidad que se vive.
Hay muchas formas de expresar la anomia social: pueden ser manifestaciones pacíficas o violentas, como algunas marchas que hemos presenciado; puede ser el aislamiento de los ciudadanos que viven con miedo. En las elecciones podemos ver el “voto de castigo” contra algunos partidos o gobierno.
Por eso es importante que los especialistas de este tema puedan detectar a tiempo esta enfermedad social para detener en tiempo y forma las consecuencias que la enfermedad conlleva.
El sociólogo Émile Durkhein introdujo el término “anomia” en 1893. Posteriormente, Robert K. Merton dijo en una de sus obras que "las estructuras sociales ejercen una presión definitiva en ciertas personas de la sociedad, de tal manera que producen una conducta inconformista en vez de una conformista".
Efectivamente. Si en muchos casos la gente “se conforma”, en otros, la gente “se inconforma” y puede haber brotes de violencia con consecuencias terribles para la sociedad.
Es de suma importancia analizar lo que Durkheim menciona en su libro “el suicidio” sobre este tema: Durkheim estudia las causas y tipologías de esta conducta y encuentra que se caracteriza por una pérdida o supresión de valores (morales, religiosos, cívicos...) junto con las sensaciones asociadas de la alienación y la indecisión. Y esta disminución de los valores conduce a la destrucción y la reducción del orden social: las leyes y normas no pueden garantizar una regulación social. Este estado lleva al individuo a tener miedo, angustia, inseguridad e insatisfacción y lo pueden conducir al suicidio. La anomia casera también induce el suicidio: una alta tasa de divorcios, por ejemplo, lo favorece estadísticamente. La anomia es una falta de regulación de la sociedad sobre el individuo, al que impide limitar sus deseos sufriendo un mal "infinito".
Y como mencioné anteriormente, también la anomia causa generaciones de inconformistas que traducen su comportamiento en actividades violentas contra la clase política o contra la sociedad.
Eso decía Durkheim en 1893. Afortunadamente nada de eso sucede en nuestra sociedad actual y vivimos en armonía. Nótese la ironía…
¿Estamos dispuestos, sobre todo la clase política, a tomar este asunto en serio y comenzar a trabajar en pro de la armonía de nuestras comunidades o dejamos que todo lo que hemos logrado hasta ahora, se destruya?