"Según mi experiencia, las personas
que no tienen vicios tienen
muy pocas virtudes.”
Abraham Lincoln
Hace unos días me llegó, de “rebote”, un video bastante duro acerca de un joven que habla sobre la muerte de su hermano quien, en una fiesta, además de divertirse, pasarla bien tomando algunas cervezas, también consumió “chocohongos”. Cuando se retiraron, el joven llevó a su hermano a su depa, lo dejó “bien”, se despidieron, y al otro día se enteró que su hermano se había suicidado arrojándose del piso más alto.
Fue una verdadera tragedia. El hermano y la familia no daban crédito a lo que había sucedido, pues su hermano era emprendedor, muy amiguero, y muy popular. No entendían qué era lo que este muchacho traía muy dentro para causar su propia muerte. Seguramente tuvo un brote psicótico que lo hizo tomar esta decisión.
Esto que comento sucedió en octubre del año pasado. El hermano sobreviviente se puso a investigar las posibles causas de lo sucedido, y junto con algunos especialistas llegó a la conclusión que la causa del suicidio fue el consumo de estos dulces llamados “chocohongos”.
Estos chocolates provienen de Oaxaca, aunque seguramente pueden comprar la materia prima allá y los preparan en diferentes lugares. Los pueden encontrar de manera fácil en las redes y los puntos de entrega se realizan en las estaciones del metro en la CDMX.
Estos chocolates llevan como ingrediente principal hongos alucinógenos que contienen psilocibina y LSD (ácido lisérgico), que causan un cambio químico en el cerebro y provocan efectos fantasiosos, emociones fuertes y la sensación de escuchar sonidos alejados de la realidad; por esa razón, consumirlos puede generar problemas en la salud.
Cada persona es diferente. Si una persona que está triste o en estado depresivo, el efecto puede ser más fuerte y contraproducente. Por esa razón es importante poner atención en lo que uno consume. La edad más común de consumo se da entre los dieciocho y los veinticinco años, es decir, en jóvenes que quieren divertirse, emborracharse y tener una experiencia diferente. Pero no se dan cuenta a lo que se exponen.
Una vez que me puse a investigar más sobre el tema, encontré otro video en el que una locutora afirma que estuvo en una boda en Oaxaca en la que había alrededor de quinientos invitados, y en la que todo iba de maravilla. La gente estaba platicando mientras otros estaban en la pista disfrutando de la música. Y, que, en un momento dado, comenzaron a repartir chocolates entre los invitados. Ella, la locutora, menciona que casi todos los invitados, jóvenes, adultos, adultos mayores y niños, consumieron los “chocohongos”, ella no quiso, y que se dio cuenta del “viaje” que hacían todos los demás.
Algunos efectos secundarios que genera el consumo de este producto, según los expertos, es debilitación de músculos, baja presión arterial, dolores abdominales, vómito y diarrea. Pero pueden llegar a situaciones más graves como el suicidio. Los efectos pueden durar entre seis y 12 horas, dependiendo de la complexión del consumidor y la cantidad de grasa en su cuerpo. Y en el peor de los casos la persona podría desarrollar un trastorno que pudiera llevar a la esquizofrenia.
Los estudiosos explican que la psilocibina no está regulada por las autoridades sanitarias en México; aunque en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido se utiliza para el tratamiento de ansiedad y depresión.
Es verdad que no existe persona alguna que no tenga un vicio, aunque, de acuerdo a la Real Academia de la lengua, se define como “el hábito de hacer mal algo o de hacer una cosa perjudicial o que se considera reprobable desde el punto de vista moral. Por lo que, ya definido, muchas personas podrán decir que no tienen vicios. Para la psicología, además de la definición anterior, dice que esta definición se relaciona con la idiosincrasia cultural, la definición colectiva de lo que está bien o mal, con el establecimiento de lo que son las conductas “normales vs raras”. Esto significa que para cada grupo social el concepto de “vicio” es diferente. Sin embargo, esta disciplina menciona los “vicios” o “malos hábitos”, que pueden afectar el comportamiento humano.
El punto principal de esta disertación es que los padres y también el aparato del Estado deben poner atención especial en lo que está sucediendo en torno a los jóvenes. Los padres deben tener más comunicación con sus vástagos y desarrollar la confianza para saber cómo están, qué sienten. Y en el caso del gobierno regular todas estas sustancias y abordar el tema para implementar políticas públicas adecuadas como alertar a la población de lo que estas sustancias causan en la salud de los jóvenes, pues de seguir así, esto traería como consecuencia que los adictos a las mismas buscaran drogas muchos más fuertes.
Yo no puedo decir que tengo sólo virtudes. Obviamente también tengo defectos. Y muchos. Pero es loable si podemos hacer lo que alguna vez dijo Benjamín Franklin: “Estar en guerra con tus vicios, estar en paz con tus vecinos y dejar que cada año nuevo te encuentre un hombre mejor.”
La idea central es luchar para que podamos tener una sociedad armónica que nos lleve a una cultura de paz.