El clima es perfecto, con días soleados y noches frescas; ya no se siente ni frío ni calor. Para los que quieran tomar el sol hay que tener cuidado, porque quema mucho y a medio día en particular se siente la fuerza de los rayos solares. El cielo se ve profundamente azul y las nubes han quedado en el olvido. Por la noche las estrellas brillan. A mí me da una impresión de limpieza y siento mucha energía, sobre todo siendo testigo del amanecer: ver el sol elevarse atrás de los volcanes es un regalo diario. ¡Qué belleza! El Popo tiene un poco de nieve que seguramente aumentará con el paso de los próximos meses.
El campo también se ha transformado, todavía verde por tanta lluvia nutritiva. En esta época nacen las flores silvestres, la mayoría con tonos amarillos y naranja, siendo margaritas, caléndulas, girasoles o cempasúchil. Además, en los muchos viveros que nos rodean en Cuernavaca y todo el Estado de Morelos, hay cempasúchil en venta, conocida como la flor de muerto, así como un sinfín de flores preciosas cuyo destino es el altar de Día de Muertos o el cementerio.
Hoy es 2 de noviembre y los festejos por esta importante fecha son evidentes en todo el estado. Marcan un momento de celebración, una pausa en nuestras vidas tan apuradas, una reflexión sobre la muerte y, sobre todo, el recuerdo de los seres queridos que ya no están con nosotros. En muchas casas hay altares adornados con flores, velas, incienso, papel picado, calaveras de azúcar, platillos y bebidas que se “ofrecen” al difunto, todo en celebración de esta tradición prehispánica. En escuelas y universidades de la región es tradicional montar altares empleando mucha creatividad y honrando a personas específicas de la historia de México. Los concursos motivan a los jóvenes a crear altares verdaderamente espectaculares. Por otro lado, también se celebra esta importante fecha en el Jardín Borda, en el centro de Cuernavaca, cuyos altares y calaveras son extraordinarios. No cabe duda que hay buena cantidad de arte, cultura y talento creativo en nuestro estado.
Para los niños los festejos empezaron a partir del 31 de octubre y muchos fueron disfrazados a la escuela el viernes pasado en celebración de Halloween. Las calabazas hechas linternas y los dulces son los ingredientes que más atraen a los jóvenes y seguramente en los salones de clase hubo mucho intercambio y consumo de azúcar. Muchos también salieron en la noche con sus papás a pedir para su calaverita.
Es maravilloso cómo la celebración del Día de Muertos nos ayuda a aceptar la idea de la muerte como parte inexorable de la vida. Al mismo tiempo, para quienes acaban de perder a un amigo o pariente es una fecha agridulce y fuente de muchas emociones. Estamos viviendo momentos difíciles en el estado actualmente y para demasiadas familias los sentimientos incluyen coraje e indignación tanto como tristeza y dolor.
Finalmente, el Día de Muertos es una celebración de la naturaleza. Todo se ve bonito, el campo sobre todo, hasta las mismas calles donde las plantas crecen tan altas que tapan la basura… No puedo escribir una columna sin lanzar una llamada de atención y te pido no tirar basura en la calle y procurar no utilizar platos, cubiertos, bolsas o cualquier objeto de plástico, por favor. México es un país tan lindo y extraordinario que cuidarlo es nuestro deber. Los altares brillan por su naturaleza y finalmente, al terminar la celebración, todo se puede reciclar o pasar a la composta.
El Día de Muertos no sólo es una celebración de la muerte sino también de la vida. Entonces cuídate, no comas demasiada azúcar, no tires basura y ten respeto para tus compatriotas y, sobre todo, para el medio ambiente, o sea el planeta, nuestro hogar.