Antes era un paraíso acuático; hoy, la mitad de 120 kilómetros de arrecife de coral, en el área entre Cancún y Tulum, ha muerto.
El Arrecife Mesoamericano se extiende unos mil kilómetros desde la península de Yucatán en México, hasta Belice, Guatemala y Honduras y es el segundo arrecife más grande del mundo, después de la Gran Barrera Arrecifal de Australia. En los cuatro países latinoamericanos, casi 60% de los arrecifes se encuentran en malas condiciones o en estado crítico y les urge un cuidado especial para que el ecosistema vuelva a florecer. La gran diversidad de este arrecife incluye unos 60 tipos de corales, langosta espinosa, caracol rosado, tortugas blancas, carey y caguamas, cocodrilos, delfines, tiburones ballena y más de 500 especies de peces. El arrecife es también un sitio vital para la reproducción y alimentación de todas estas especies, además de estar asociado con los humedales costeros, las praderas de pastos marinos, las lagunas y los manglares, todo ello en peligro de desaparición.
Una de las grandes atracciones de Cancún como destino turístico ha sido el buceo. Nadar junto a peces de todo tipo, tamaño y color es una experiencia maravillosa. Sin embargo, se ha permitido la sobreexplotación del hábitat en los desarrollos turísticos, lo cual ha contribuido al deterioro de los corales. Otro aspecto importante es el efecto del cambio climático que en esta región se ha traducido en tormentas más frecuentes, huracanes más violentos y el blanqueamiento del coral. Por eso mismo nació el Museo Subacuático de Arte (Musa), cuya exposición de esculturas forma el Museo Escultórico Subacuático de Cancún. Su objetivo es precisamente proteger el arrecife de coral.
Las esculturas de figuras humanas fueron creadas por el artista británico Jason de Caires Taylor. Están hechas a base de cemento y otros materiales duraderos y seguros que son sensibles al ambiente marino, con la idea de que los corales puedan adherirse a las figuras y crecer sobre ellas. Suena fantástico y lo es: ya está dando resultados. No dejes de ver fotos y videos de estas extraordinarias figuras en proceso de cambio en la liga www.underwatersculpture.com o en YouTube. Las figuras son de tamaño natural y forman parte de la colección “La Evolución Silenciosa” que ofrece un repaso histórico desde la civilización Maya, la Conquista, la Independencia y la Revolución, hasta la actualidad. Están colocadas sobre una base de entre una y tres toneladas y atornilladas a una superficie rocosa para asegurar su estabilidad y para soportar el fuerte oleaje en tiempos de huracán. El proyecto, que es impulsado por la Semarnat y la Asociación de Náuticos de Cancún, sigue en marcha y más figuras serán sumergidas durante 2011.
Las figuras formarán entonces un arrecife artificial donde crecerá el coral y se establecerá un nuevo ecosistema, desviando la atención de los arrecifes naturales y permitiéndoles el tiempo necesario para que se reparen y regeneren. Jason de Caires Taylor, el creador de estas figuras, tiene un profundo respeto y amor por el mar. Es instructor de buceo y fotógrafo, le fascina la relación entre el mar y la tierra y siente gran motivación por su conservación. Su primera obra subacuática se encuentra en Grenada, Antillas, y actualmente es el director artístico del Musa en Cancún.
Nos queda claro que el cambio climático es fuente de mucho daño, resultado de los trastornos que el mundo sufre actualmente, pero no siempre estamos informados sobre las iniciativas positivas que nacen de la misma fuente. Taylor ha utilizado su talento artístico para ayudar al Arrecife Mesoamericano de una manera extraordinaria, con la intención de lograr un efecto a largo plazo, combinando su obra con el mar de tal manera que dé nueva vida al arrecife. ¡Qué maravilla!