“El fuego desempeña un rol importante dentro del ciclo vital de los ecosistemas forestales que, al igual que otros fenómenos naturales, frecuentemente se convierte en problema a partir de la intervención humana. Esta realidad ha llevado a establecer estrategias e invertir recursos económicos, materiales y humanos para tratar de reducir al mínimo posible los efectos de los incendios forestales”. El punto clave aquí es “la intervención humana”.
Una vez más, somos nosotros –los seres humanos– los culpables de causar problemas y poner en riesgo nuestro bienestar y el planeta Tierra. Estamos en plena temporada de sequía y es más importante que nunca ser responsables con el fuego. Ir al campo y encender el anafre es un acto totalmente irresponsable si uno no tiene acceso a agua muy cerca o un extinguidor de fuego a la mano. Se estima que en la actualidad entre 80% y 90% de los incendios forestales son causados por el ser humano, ya sea de forma accidental o intencionada. Los bosques sufren de incendios de manera natural, pero el número exagerado sobrepasa la capacidad de recuperación natural de las especies y les provoca graves problemas de supervivencia. El impacto ecológico también repercute en la fauna, cuya regeneración es muy difícil, y la biodiversidad de las zonas incendiadas sufre cambios en su estructura y en su composición, provocando graves consecuencias en los suelos, el agua y la atmósfera.
El problema es grave y aflige a todo el país. Se reporta que actualmente hay incendios en los estados de Coahuila, Durango, Baja California, Michoacán, Jalisco, Campeche, Querétaro, Quintana Roo, Puebla, Nayarit, Hidalgo, Veracruz, Oaxaca y Nuevo León. También en el Distrito Federal y por supuesto en Morelos; así pues, prácticamente en toda la nación. Los incendios son favorecidos por condiciones climáticas de baja humedad, altas temperaturas y vientos fuertes, que son las condiciones que estamos experimentando estos días. La mayoría de los incendios son provocados por irresponsabilidad, y este año el problema se ha agravado según el director de la Conafor, quien dice que las fuertes lluvias del año pasado aumentaron el material vegetativo, el cual se convierte en combustible al secarse debido a la sequía prolongada además de las heladas.
Los daños causados a la flora y la fauna son enormes. Para controlar los incendios, los bomberos y los agentes de Protección Civil hacen todo lo posible para intentar apagarlos utilizando, por supuesto, agua. El vital líquido es la única manera de controlar un fuego y nos pesa aún más cuando el agua es tan escasa. Según el Inegi, México ha perdido el 17% de su superficie boscosa en los últimos 20 años, principalmente a causa de los incendios forestales. Actualmente tenemos una superficie forestal total de 64.8 millones de hectáreas, lo que representa el 0.5 % de la superficie mundial. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que desde los años 80 la pérdida forestal anual en México ha sido de 350 a 650 mil hectáreas.
Los árboles son los pulmones de nuestro planeta y si seguimos talándolos o causando su destrucción a través de los incendios, nos veremos en graves problemas. Apreciar la naturaleza en toda su variedad y riqueza es esencial; disfrutar de los bosques y el campo es nuestro derecho pero sólo si lo hacemos de manera responsable. Tirar una colilla o un fósforo es un acto criminal, dado que puede tener repercusiones sin precedencia.
Evita incendios forestales. Haz uso responsable del fuego.