Yo diría que todos hemos observado que el patrón de las lluvias ha cambiado. Hace unos años, en esta temporada siempre llovía todos los días, o en las noches, y a su vez se llenaban las presas y los mantos freáticos, de esta forma teníamos la garantía de contar con suficiente agua para el resto del año. Ahora, las lluvias son caóticas, infrecuentes o abundantes en determinados momentos, y en otros, sólo nos dejan una lloviznita, que no sirve de mucho. En el norte del país la sequía es el resultado de una falta total de agua, y por lo menos, nosotros aquí en Morelos recibimos lluvia todavía. Tanto la sequía, como la temporada de lluvias o las altas temperaturas en tiempo de calor generan consecuencias importantes, así como graves.
Existen otras repercusiones que muchas personas no observan. Las fechas en que florean los árboles y las plantas, por ejemplo. La llegada de las golondrinas y si son muchas o pocas. Los animales que viven cerca de nosotros, si son las mismas especies de siempre o son nuevas. O también que nuestras casas empiecen a moverse o a hundirse es otro tema que nos aflige.
Quisiera compartirles lo que yo he notado en estos últimos meses y de esta manera, ver si ustedes han observado lo mismo. En mi caso, tengo por primera vez una pareja de loros que acaban de llegar a mi jardín. Tengo parvadas de pericos desde hace 5 ó 6 años, pero nunca había visto un loro hasta ahora. El otro día escuché una besucona (gecko) en mi casa; no la vi, pero sí la oí. Es más que bienvenida porque se alimenta de los bichos que yo no quiero. Mi vecina vio una iguana enorme cruzar la calle; nunca hemos tenido iguanas en la zona donde vivo, sólo lagartijas. Tengo ranas grandes en mi estanque, también por primera vez. En esta ocasión llegaron más golondrinas que en otros años, pero no tantas como hace 20 años.
Con la intermitente caída de las lluvias, ni las presas, ni los mantos freáticos se reponen. Además, por la construcción de más y más casas en nuestra ciudad, la demanda de agua es cada vez mayor. Para sacar agua de los pozos, las bombas tienen que estar sumergidas cada vez más profundas. Por eso las casas empiezan a hundirse, porque la tierra se seca, se encoje y se hunde.
En cuanto a los insectos, confieso no ser tan observadora. Me parece que los alacranes, las cucarachas, las hormigas, las viudas negras y todos los demás insectos siguen abundantes, activos y muy visibles, sin importarles el cambio climático. Las personas que hemos sido picadas por un alacrán no les tenemos mucha admiración, pero sí forman parte importante del ecosistema y es preciso reconocerlo.
Todos los cambios, tanto bellos como feos, que podemos observar a nuestro alrededor se deben al cambio climático, sin duda alguna. El hecho que sigamos recibiendo agua de la lluvia en Morelos es porque tenemos suerte. Sí, suerte. Pero el día que no llueva, seremos los primeros en reclamar a nuestro gobierno que haga algo, como si mediante un acto de magia se pudiera arreglar todo. Es claro que no es así, porque la naturaleza hace lo que hace sin intervención del ser humano. Sin embargo, es precisamente a causa de la actividad humana, que el cambio climático nos está afligiendo de tal modo y provocando tantos daños antes impensables.
Se dice que las cucarachas sobreviven a todo, y tal vez es cierto, pero nosotros, los humanos, no tenemos esa capacidad y eso es lo preocupante. Observa, observa bien y vuélvete consciente: “No podemos dejar que el consumo ilimitado de los seres humanos decida qué suerte correrá la naturaleza. Después de todo, es nuestra propia suerte”, dijo Tsetsegee Munkhbayar, ganador mongol del Premio Ambiental Goldman en 2007.