En las noticias han hablado del daño ecológico más que nada, lo cual es correcto. Sin embargo, me cuesta entender por qué las familias que están sufriendo por sus parientes perdidos no han sido mayor noticia. ¿Es posible que ya nos pesa la muerte de los peces, ballenas, delfines y pájaros más que de la los seres humanos? No lo creo. Lo que creo, y lo sé, es que la pérdida en términos de dólares por el daño a las costas y las playas será mayor que la pérdida humana. Por un momento yo pensé que la pérdida de animales y de playas hubiera sido la razón, pero no. Siempre regresamos a las cuentas, al dinero, a lo que mueve al mundo. La verdad es que los pescadores ya no pueden pescar; las playas están o estarán contaminadas y no vendrán los turistas; los hoteles y establecimientos que dependen de las visitas a las costas tendrán problemas para mantenerse en existencia.
Lo sucedido es inconcebible. ¿Cómo fue posible que sucediera tal evento cuando nos hace falta petróleo en general, a nivel mundial? ¿Cómo es posible que no hubiera mucho mayor cuidado en la operación de esta fuente de petróleo? Con razón hay muchas personas francamente enojadas por esta situación. Me hizo pensar en el caso del Exxon Valdez, un buque petrolero que, en 1989, tiró su carga de 11 millones de galones de crudo en el Prince William Sound de Alaska. Ese estado norteamericano vivió la peor tragedia ecológica de su historia cuando el crudo se expandió sobre más de 2,000 kilómetros de costa. El daño acumulado a la fauna y las costas aún sigue siendo estudiado pero, sin duda, las lecciones aprendidas en ese caso han servido para ayudar a las personas que tratan de controlar el accidente en el Golfo de México. Sin embargo, los mayores esfuerzos del dueño BP para cerrar el derrame de petróleo no han funcionado hasta la fecha y la cantidad de dicho líquido ya rebasó la cantidad derramada por el Exxon Valdez. Por mucho.
Estos días el petróleo está llegando hasta el río Mississippi con graves consecuencias para la fauna, la flora y toda la diversidad biológica de la costa. El plancton, compuesto por microorganismos sin actividad motora propia, y que sirve de alimento a muchas especies marinas, es el principal afectado cuando ocurre un derrame petrolero y, por lo tanto, los animales marinos que se nutren de plancton se verán afectados muy seriamente.
Está claro que las costas estadounidenses serán las más afectadas, dadas las corrientes del Golfo, y ya se están viendo los tristes resultados. También es posible que las costas mexicanas se vean perjudicadas. Por eso la Secretaría de Marina y Pemex mantienen monitoreos permanentes en las aguas del Golfo y están en alerta en las costas mexicanas que pertenecen al Golfo.
Da mucha tristeza un acontecimiento como éste y en lo personal me causa mucho coraje. Yo entiendo que los accidentes ocurran, pero no puedo perdonar la falta de planeación para controlar esta situación, en la que sigue saliendo tanto petróleo y siguen muriendo tanta fauna y flora marítima. Es imperdonable y nos queda claro que sufriremos las consecuencias por muchos años. Es muy probable que el daño jamás sea revertido. Este evento constituye un epitafio para nuestros tiempos... ¡Qué triste!