Es el momento cuando las familias se reúnen alrededor de la mesa para compartir platillos deliciosos y tradicionales, además de intercambiar regalos, abrazos y buenos sentimientos. Es un momento de fiesta, un momento alegre y familiar. Les deseo a todos mis lectores una feliz Navidad y que lo pasen muy, pero muy bien.
Por ser éste un momento tan especial, deseo compartirles un mensaje. Hubiera querido que fuera un mensaje bonito y lleno de esperanza; sin embargo, no me es posible mentirles, ni alentar sus expectativas para lo que viene por delante. La verdad es que tendremos mucho de qué preocuparnos y no hay cómo escondernos de la realidad.
Durante el 2013 el tema del cuidado del medio ambiente se volvió cada vez más trascendente; es más que nunca el tema de actualidad. Sin embargo, no es un tema fácil y para vivir según las recomendaciones para limpiar, rescatar y restablecer nuestro medio ambiente, se requerirá un cambio extraordinario que, hasta la fecha, los políticos no han hecho posible. Ellos hablan de su preocupación y prometen acciones para reducir la emisión de carbono al ambiente pero, a la vez, permiten y apoyan la extracción de más carbón, de más petróleo y de más gas natural. Estos permisos son precisamente los que provocarán aún más emisiones a la atmósfera, haciendo por supuesto mucho más agudo el problema del calentamiento global.
El proverbio que dice que “la mano derecha no sabe lo que hace la izquierda”, es aplicable aquí, ya que hay muchas “manos” en juego cuando se trata del cuidado del medio ambiente. Es como si todos los políticos fueran a fuerzas bipolares, donde sus cambios de humor y de carácter manifiestos permitirían la explicación de sus acciones sin remordimientos, ni recriminaciones.
Es una gran pena pensar que estos problemas sigan siendo tan reales: nos persiguen, nos golpean, nos afectan… y no hay nada que podamos hacer. Esto es precisamente lo que me preocupa. Tal vez nuestra vida esté garantizada; por ejemplo, para mí que ya tengo 60 años, pero ¿qué pasará con las vidas de nuestros hijos y de nuestros nietos?, ¿quién les puede garantizar a ellos una buena vida, sustentable y con salud, cuando las evidencias son otras? Tal es mi gran preocupación.
Hoy salí a caminar. Escuché y vi con gran gusto toda la vida a mi alrededor. Los pájaros que volaban con gracia cantando en voz alta y con mucha alegría; las mariposas y las libélulas exóticas que volaban con total libertad en búsqueda de alimento; los insectos que con su zumbido pasaban, entre ellos las abejas y las avispas, las moscas y los mosquitos; las arañas que tenían que volver a hacer sus telarañas a mi paso inocente destruyendo el frágil tejido de su obra maestra. Ellos no saben nada, son inocentes, son los que trabajan arduamente para mantener el frágil ecosistema de la vida. Son como las plantas y los árboles, que todos en conjunto están tratando de adaptarse a los cambios climáticos para garantizar su supervivencia.
Somos nosotros, los seres humanos, quienes sabemos y entendemos qué está pasando. Somos nosotros los que hemos causado los problemas y somos nosotros los que podemos hacer algo para poner fin a la situación. Sin alguna duda, somos capaces de poner en práctica los cambios necesarios. La pregunta que hoy les tengo es: ¿Somos realmente capaces de llevar a cabo esos cambios? Si no lo somos, entonces tendremos que temer lo que viene. El año que entra, 2014, será un año de retos para todos, que podrán tomar la forma de acontecimientos climáticos normales o violentos, de frío o de calor extremos, de sequía o de inundaciones. Lo que es seguro es que vienen cambios fuertes que nos van a traer problemas fuertes.
Me da una gran tristeza no compartirles un mensaje de alegría y de esperanza, pero no encontré ninguno mejor para esta Navidad. Yo veo problemas y más problemas. Éste es nuestro futuro y en verdad lo siento mucho. Siento mucho no sentir más alegría para el año que viene en camino. Por eso, les deseo esperanza, compromiso, trabajo y mucha conciencia ecológica para el año 2014. Tenemos que enfrentar la situación y trabajar juntos para el bien de todos. Ahora más que nunca. Por favor.
Rosalind Pearson
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24 de diciembre 2013