El flujo del agua es tan fugaz que no nos damos cuenta de la cantidad que estamos utilizando al abrir la llave. Por ejemplo, ¿sabían que al fugarse una gota de agua por segundo de una llave defectuosa, al final del día se llenaría una cubeta de por lo menos 30 litros? El agua que se desperdicia al lavarse los dientes sin cerrar la llave es mucha más, y es tan fácil de evitar: basta con cerrar la llave. ¿Es esto difícil? Claro que no.
No importa cómo utilicen el agua, -el uso diario del agua- les imploro que sean conscientes. Hay que considerar el agua como una sustancia de gran valor, una que no tiene precio y que está en peligro de extinción y, sobre todo, como un producto de ultra lujo. No estoy exagerando la importancia del agua; es más, estoy tratando de enfatizar su papel crucial y único del cual depende nuestra supervivencia sobre la Tierra. Somos agua, la vida es agua, el agua nos pertenece, viene del cielo, es un regalo de la naturaleza. Nos toca a nosotros la tarea de protegerla a como dé lugar. Acuérdense que estamos en enero y que faltan cuatro meses más de la temporada de sequía. Es aún más importante empezar a desarrollar los hábitos necesarios para reducir nuestro consumo de agua.
Las soluciones son muy fáciles y las costumbres muy sencillas de adoptar. Por ejemplo, al bañarse, la sugerencia es dedicar menos de cinco minutos a esta rutina diaria (tres minutos son más que suficientes) y no se les olvide tener de manera permanente una cubeta situada debajo de la llave o de la regadera para recibir el agua fría en lo que llega el agua caliente. Esta agua sirve para lavar la regadera y el lavabo o si se tira a la taza, evitarán jalarla una o hasta dos veces. De la misma manera, es muy común para muchos tener flores en su casa para decorarla; el agua de los floreros es perfectamente reciclable cuando tienen que remover las flores. La mejor opción es utilizarla para regar otras plantas y no está por demás decir que deberíamos siempre echar las flores muertas a la composta.
En estas fechas es muy común echar agua al patio o a la banqueta para barrer y limpiar la entrada de la casa. Utilizar el agua de la llave para eso es un crimen, no sólo por el uso inadecuado del agua potable, sino porque te cuesta dinero tirar el agua al suelo. Por eso utilizar aguas grises (las que salen de la lavadora, del lavabo de la cocina, de los floreros, etc.) es lo más recomendable; de hecho, es el único camino a seguir. Aunque cae del cielo el agua ya no es gratis; pagamos por ella según la cantidad que utilicemos cada mes. Cuesta dinero, entonces, cuesta parte de nuestros salarios o ahorros, es dinero que desaparece igual que la misma agua, son pesos que bien podríamos utilizar para comprar ropa o alimentos. Hay que entender que el agua es igual a dinero; el agua que desperdiciamos es dinero tirado a la nada. Si podemos imaginar que el agua representa dinero real, entonces adoptar nuevas costumbres ahorrativas resultará aún más fácil.
Es un hecho que la gente prefiere pagar primero los recibos de la luz y del gas. Al parecer, no les importa tanto el del agua. Es más, dejan hasta el último momento el pago del agua. No consideran el agua como la utilidad más importante pero están equivocados. ¿De qué nos sirven la luz y el gas si no tenemos agua para nutrirnos, bañarnos o para cocinar? ¿Cuánto tiempo aguantaríamos sin agua? Muy poco tiempo, por supuesto, ya que nos es imposible vivir sin agua. Es tiempo, entonces, de pagar el agua primero que nada y de estar conscientes de la cantidad que utilizamos cada mes. Platica el tema en familia, busca la manera de disminuir su consumo, convierte el tema en un reto compartido: sean creativos con el uso y reuso del líquido vital y verán cómo bajará su recibo de agua.
Hagan que cada gota de agua cuente al máximo, imaginando cómo y en qué nos puede beneficiar: por ejemplo, acabar con nuestra sed; dar vida a una semilla; provocar una sonrisa a un niño al bañarse en la regadera. El más importante de todos los beneficios es la vida que el agua propicia, mantiene y apoya en la Tierra, no sólo la tuya y la mía, sino la de toda la flora y fauna que existe en nuestro planeta. Por eso es importante mostrarle todo el respeto que merece. Cuida el agua por favor: tu vida misma depende de ella.