Contemplar la comida que consumimos todos este fin de semana es un tema interesante, ya que los ingredientes tienen algo en común. Se conoce el 2 de febrero como el día de los tamales, ya que es costumbre comer tamales salados y/o dulces a la invitación de aquellas personas que sacaron un muñeco representando al Niño Dios de la rosca que se compartió el pasado 6 de enero. Es interesante considerar la tradición de los tamales. En el sitio web www.tamales.com.mx nos dicen que “el tamal (del náhuatl tamalli, que significa envuelto) es un nombre genérico dado a varios platos americanos de origen indígena, preparados generalmente con masa de maíz cocida envuelta en hojas de la mazorca o de la misma planta de maíz, de plátano, bijao, maguey, aguacate, incluso papel aluminio o plástico. Pueden llevar o no relleno, el cual suele contener carne, vegetales, chile, frutas, salsa, etcétera. Además pueden ser con sabor dulce o salado”. Consumimos tamales con atole el 2 de febrero porque en el Día de la Candelaria termina el periodo de adviento del año litúrgico católico.
El maíz es entonces el ingrediente principal tanto en los tamales como en el atole, aunque esta bebida también se puede hacer con arroz. Por otro lado, muchos mexicanos disfrutan el Súper Bowl cada año, que es pretexto para comer muchas cosas, entre ellas palomitas. Se trata de una práctica o tradición de México el comer palomitas. De hecho nos dicen en el sitio web www.palomania.com que “el origen de las palomitas de maíz es muy antiguo. El proceso para hacerlas fue descubierto hace miles de años por los primeros habitantes del Continente americano”. Hoy se hacen las palomitas en casa en el horno de microondas en cuestión de segundos y es una botana que se disfruta en prácticamente todos los países del mundo. Sin duda, el domingo pasado fueron consumidas muchas toneladas de palomitas durante el Súper Bowl.
Así, el maíz es un cereal antiguo y muy importante en la dieta mexicana. Comemos tortillas, sopes, tamales, atole, palomitas, pozole, entre muchos otros platillos, con diferentes variedades de maíz para cada uso específico. Esta tradición sigue igual de fuerte hoy en día, pero cabe mencionar que la única diferencia entre nuestro consumo actual y el consumo antiguo, es la manera en cómo trabajamos este ingrediente, de dónde viene y cuál es su procedencia. Tiempo atrás, el maíz era producido por cada familia para su uso personal y sigue siendo así para muchas familias que viven en el campo. Es sin duda el cultivo más importante de México, donde se producen aproximadamente 18.2 millones de toneladas al año (http://foroendefensadelmaiz.galeon.com), cantidad que no es suficiente para la demanda actual. En su mayoría se cultiva el maíz blanco y se destina al consumo humano. “A partir de la entrada del TLC las importaciones de maíz proveniente de Estados Unidos han ido en aumento, llegando actualmente a una tercera parte de la producción nacional (seis millones de toneladas)”. El maíz que se importa de los Estados Unidos es amarillo y la tercera parte es maíz modificado genéticamente (conocido como maíz transgénico). No tenemos manera de saber si nuestras tortillas o tamales o palomitas están conformados por maíz transgénico o no, lo cual es preocupante. Greenpeace México nos alerta que “en México no existe el etiquetado de alimentos transgénicos, por lo cual los consumidores mexicanos no tenemos forma de saber si nuestros alimentos contienen o no transgénicos”.
Les dejo esta definición del maíz transgénico para hacernos pensar un poco en todo lo que nos comimos este último fin de semana celebrando el Día de la Candelaria y el Súper Bowl: “es el maíz al que se le introducen artificialmente características biológicas nuevas provenientes de otras especies de plantas, animales o bacterias, para que adquiera capacidades inusitadas, como la resistencia al uso de herbicidas, que la planta adquiera la propiedad de matar insectos que la atacan o bien que sus semillas pierdan la propiedad de reproducirse naturalmente, si no es mediante la intervención de candados químicos” (http://foroendefensadelmaiz.galeon.com).
Se trata, así pues, de un coctel de elementos químicos contenidos en cada grano de maíz o, mejor dicho, del ingrediente principal de nuestra comida, que puede poner en riesgo el día de hoy nuestra salud. Por eso tantas personas están en contra de las semillas transgénicas. El tema es, sin duda alguna, sumamente polémico.