Es tema de noticia en este momento porque pronto se iniciará su restauración, la cual se llevará a cabo en el marco del 20º aniversario de la fecha en que la catedral fuera declarada “patrimonio de la humanidad” por la UNESCO. Es un templo importante para nosotros, para la ciudad, para el estado de Morelos y para México. Su próxima restauración es una buena noticia.
La razón por la que menciono este importante proyecto en una columna cuyo tema principal es la ecología es porque no puedo evitar establecer comparaciones. Es tentador contemplar la antigua catedral como un ejemplo de lo que hacemos bien los seres humanos: construir un edificio tan transcendental con la intención que dure para siempre. Así, la comparación inevitable, por lo menos para mí, es entre la catedral y todos los monumentos y construcciones modernos de los que somos responsables los seres humanos. En teoría, es nuestro deber construir de la manera más sustentable utilizando materiales duraderos y reciclables, aunque la tendencia hoy en día es edificar sin tomar en cuenta el medio ambiente, ni el bienestar del ecosistema local, ni preocuparse por los árboles y las plantas existentes. En muchos casos las viviendas, sobre todo las que se construyen para la gente más necesitada, están hechas con materiales pobres. ¿Es posible que duren tanto tiempo como la catedral? Lo dudo mucho: nuestra costumbre moderna es producir cosas que no duran, que son para tirar, para remplazar. La catedral, al contrario, sí durará muchos años más y más aún con el proyecto de restauración.
Es una lección para todos ver cómo le demostramos a nuestra catedral el amor y la consideración que se merece. Yo estoy feliz que la catedral reciba su restauración pero estaría mucho más feliz si pudiéramos mostrar los mismos amor y consideración a todo lo demás que hemos construido y que también necesita nuestra urgente atención: las calles, la autopista, las banquetas, los drenajes, entre muchísimas otras cosas.
La catedral de Cuernavaca fue construida originalmente como iglesia en el siglo XVI y fue sólo a finales del siglo XIX que fue consagrada como catedral. Es un templo muy popular tanto con los ciudadanos de Cuernavaca como con los turistas que nos visitan cada año. Las misas son eventos que atraen a mucha gente, sobre todo los domingos. Es un edificio barroco imponente, único en su sencillez, con unas decoraciones extraordinarias en su interior que incluyen un mural del siglo XVII que cubre 400 metros cuadrados y relata la historia de Felipe de Jesús y otros misioneros. Cuenta con una capilla al aire libre que también será restaurada, que se utiliza mucho para conciertos, posadas y otros eventos culturales. Al correr de los años, partes de la Catedral han sido construidas, reparadas o alteradas. Hoy, este edificio tan importante requiere de atención urgente debido a daños estructurales causados por su avanzada edad, por los temblores y el daño pluvial, entre otras causas. El programa de restauración que fue anunciado recientemente recibirá el apoyo de autoridades federales, estatales y municipales y será supervisado por el INAH.
En palabras del obispo actual, Ramón Castro Castro: “Nuestra catedral está pidiendo urgentemente un mantenimiento mayor y, una vez restaurada y con el mantenimiento adecuado, seguirá siendo una gran atracción turística para la ciudad de Cuernavaca y de todo el estado. Es el deseo de gran parte del pueblo tener este monumento restaurado en todo cuanto sea posible, sobre todo en aquellas áreas más urgentes como lo es el techo, por ejemplo” (www.excelsior.com.mx).
Nuestra catedral seguirá por muchos años más y servirá a otras generaciones, mucho más allá de nuestras vidas. La próxima vez que la visites observa sus muros, su techo, las piedras de que está hecha, su diseño y su solidez, además de todo lo que representa y la historia que la rodea. Es un edificio de otros tiempos pero sigue siendo tan importante para nosotros hoy como lo fue para otros ayer. Aprendamos de ella.