Gran parte del este de los Estados Unidos experimentó este año un invierno muy frío con caídas incesantes de nieve, causando daños y dificultades para incontables familias y organizaciones, transporte y escuelas. Muchos lugares del oeste del mismo país (incluyendo los estados de Arizona, Nevada, Washington y Utah) también padecieron un invierno notable, pero por sus altas temperaturas, incluso los centros de esquí que normalmente estarían atascados por los aficionados. Sin la suficiente caída de nieve se vieron obligados a cerrar temprano en la temporada, una verdadera anomalía. Por la falta de nieve en las montañas y la escasez de precipitación en general, en estos últimos años el gobernador de California, Jerry Brown, se ha visto en la necesidad de pedir a los ciudadanos reducir seriamente su consumo de agua, desde la semana pasada, como medida urgente de precaución.
California es un estado cuya economía depende en gran medida del éxito de las cosechas agrícolas y, por ello, el agua tiene que ser preservada para garantizar la agricultura. Muchos de los cultivos son muy intensivos en su uso de agua, como por ejemplo las huertas de árboles que producen los ricos pistaches y las almendras que forman parte sustancial de las exportaciones de California, no sólo a nosotros aquí en México, sino también al resto del mundo.
No es novedad para los californianos experimentar sequías; es parte de la historia de su estado. Sin embargo, las autoridades reportan que las sequías ahora son más largas y más severas, y que ya van cuatro años seguidos de escasa agua pluvial, lo que se ve reflejado en los niveles sumamente bajos de las presas. Esta situación crítica implica que los agricultores están obligados a extraer el agua de los acuíferos desde niveles cada vez más profundos. Esta práctica resulta en el agotamiento de las aguas subterráneas, lo cual resulta en otro problema serio.
Bajar el consumo en un 25% significa un compromiso y esfuerzos personales grandes. La petición es para todos y cada uno de los ciudadanos, quien quiera que sean. Las sugerencias van desde bañarse en muy poco tiempo y regar el jardín sólo dos veces a la semana (y siempre de noche), hasta reparar llaves o tuberías de agua que goteen, y en los restaurantes servir agua únicamente si el cliente la pide. El gobierno está solicitando una respuesta enérgica de parte de las comunidades para que el esfuerzo sea parejo: sólo así obtendrán los resultados necesarios para reducir el consumo de agua en general.
Mientras California sufre del calor que provoca un alto impacto negativo, hay otra zona del planeta que también está cambiando de manera preocupante; los científicos han reportado la temperatura más alta jamás detectada en la Antártida: 17.5°C en la base Esperanza de la Argentina. Esto implica mayor derretimiento del hielo, lo que aumenta el nivel de los océanos, afectando las costas de muchos países, además de arruinar el ecosistema tan frágil de esa zona, en principio congelada, de nuestro planeta.
Al contemplar tantas irregularidades del clima alrededor del mundo, la preocupación más impactante es la del acceso a suficiente agua potable para las poblaciones de cada país. La sequía de California es la misma que azota el norte de México: los problemas de los agricultores norteños mexicanos son cada vez más serios, tanto para ellos como para sus animales, de los cuales ellos dependen. Necesitamos tomar agua para vivir, tenemos que comer para vivir, pero sin agua para beber ni la suficiente para cultivar los alimentos que nos sustentan, pues la vida ya no será sostenible…
La lección que debemos aprender de lo que está pasando en California es asumir la responsabilidad en conjunto con los californianos y empezar a reducir seriamente nuestro consumo de agua de una buena vez ¿Te unes al esfuerzo?