A finales de julio pasado llegó un barco único al puerto de Sydney, Australia. Se trata del Plastiki, un catamarán hecho de botellas de PET que terminaba un viaje de cuatro meses que inició en San Francisco. El Plastiki, construido con 12 mil 500 botellas, logró un recorrido de 15 mil kilómetros con el objetivo de crear conciencia a nivel mundial sobre el grave problema de la basura del plástico: la plaga moderna que amenaza nuestro planeta.
Los seis tripulantes del barco se mostraron muy contentos con su viaje. “Hemos querido llamar la atención sobre esa plaga a la que todos contribuimos y que está estrangulando nuestros océanos”, declaró el líder del proyecto, David de Rothschild, que dedicó los últimos cuatro años de su vida para lograr este viaje. Su itinerario incluyó una “visita” al enorme parche de basura que flota en el Pacífico y que es ahora dos veces mayor que el tamaño de España. El mensaje clave del viaje es una llamada de atención a todos nosotros sobre el problema del plástico. El Plastiki constituye ahora un símbolo por excelencia de la lucha contra la cultura del usar y tirar.
Se nombró el barco Plastiki en honor al Kon-Tiki, la balsa utilizada por el explorador noruego Thor Heyerdahl cuya expedición a través del Pacífico hasta la Polinesia en 1947 es famosa, y también por el hecho que su nieto, Olav Heyerdahl, fue uno de los tripulantes del Plastiki.
El viaje no fue tan fácil y hubo momentos en que el poder del océano puso a prueba la embarcación. Los miembros de la tripulación aprendieron que el mar, si bien poderoso, puede ser muy frágil. Estar en medio del parche de basura fue impactante: tiene la apariencia de una sopa, hecha de millones y millones de fragmentos de plástico suspendidos en el agua. El peligro para la vida marina es obvio y doloroso. La muestra por excelencia de la resistencia duradera y casi indestructible del plástico es este barco que, después de su largo viaje, está prácticamente en estado perfecto. Sus botellas no se han deteriorado…
Sabemos qué tan grave es el daño provocado por el derrame de petróleo en el Golfo de México y las consecuencias para los pájaros y los peces del mar. Sin embargo, la problemática causada por los fragmentos de plástico flotando de manera permanente en el océano es aún más aguda para la flora y la fauna marina. Según numerosos reportes, esos pedazos de plástico que nosotros hemos tirado al mar causan la muerte de más de un millón de pájaros y más de 100 mil animales al año. La tripulación fue testigo de la escasez de peces y otros animales; vieron muy pocos. Thor Heyerdahl en el Kon-Tiki, hace apenas 63 años, vio tantos peces que prácticamente sólo tenía que meter la mano al agua para sacarlos. Desde el Plastiki sólo vieron unos cuantos delfines y ballenas y otros pocos peces. Así se dieron cuenta del tamaño del problema que aqueja a los océanos y la vida marina en particular.
El viaje del Plastiki cuenta con una página web muy interesante y te invito a conocer su hazaña a través de sus reportajes, fotos y videos: http://www.theplastiki.com. Pronto saldrá un documental sobre su gran esfuerzo y opino que debería ser obligatorio mostrarlo en todas las escuelas primarias y secundarias. El barco fue totalmente autosuficiente en términos de captación de agua, generación de energía a través de paneles solares, reciclaje de aguas negras, etc. Infórmate y aprende: el Plastiki es una llamada de atención para todos nosotros para acabar con la cultura de “usar y tirar”. Y por favor, ya no tires más.