En cambio, la población en general que transitaba por Cuernavaca, Cuautla y la autopista a México sí sufrió las consecuencias del reclamo, pese a que no tienen ninguna posibilidad de cambiar las cosas.
La diputada federal Rosalina Mazari da pistas sobre el origen de la calamidad tarifaria: señala que el Congreso autorizó liberar los combustibles, hasta entonces en manos sólo de Pemex, a fin de que el efecto de la competencia permitiera dar ventajas a la población hasta entonces en manos de un monopolio. Pero agrega que fue decisión del secretario de Hacienda incrementar los precios.
Por lo pronto, las protestas tal y como ayer ocurrieron sólo afectaron a los ciudadanos que de por sí ya eran víctimas de los “gasolinazos”.
Cerrar carreteras o calles o paralizar estaciones de combustible no daña a los culpables de la situación, sino sólo a las víctimas.