Los llamados a protestar que proliferan en las redes sociales enfocan el descontento hacia las gasolineras, cuyo boicotea puede provocar más daños a la sociedad que ya se dice –justificadamente- indignada.
La coyuntura es seria, porque el precio de los combustibles influye en el comportamiento de todo tipo de productos y servicios, por lo que las acciones sociales deben tener la mira bien puesta en lo que se necesita, para evitar que el daño crezca.
Por lo pronto, los partidos políticos han quedado relegados de nuevo, cuando deberían tener en estos momentos el protagonismo principal, dada la alteración que introducen de golpe en la economía y en el desarrollo social los tristemente llamados gasolinazos.