Es innegable la vocación turística de Morelos, por lo que habrá que apelar a la habilidad de nuestros empresarios del ramo para retener a las decenas de miles de paseantes que se internan a la entidad en busca de destinos de playa.
Una fracción de ese flujo se queda hoy en Morelos, pese a que la oferta de descanso es variada, de calidad y para todos los bolsillos.
Por lo pronto, la amabilidad de los morelenses será, como siempre, el factor decisivo para que más gente decida gastar su dinero con nosotros.