En diez décadas se ha modificado drásticamente la esencia del documento, que ya no refleja los ideales de sus creadores.
En materia de educación el retroceso ha sido más que notable, sobre todo desde que se determinó que la obligación del Estado es prácticamente cubrir la nómina y entregar libros de texto.
Sin embargo, la educación sigue siendo la fórmula casi única para que los mexicanos suban en la escala social. Las oportunidades se han reducido drásticamente pero siguen allí, por lo que no sólo se debe defender lo que queda del espíritu constituyente, sino tratar de que se amplíe y darle más cobertura.
El objetivo justifica todos esos esfuerzos.