Instituciones de prestigio realizaron estudios científicos a profundidad que demostraron la inexistencia de esos túneles, por lo que se supone ya no hay obstáculos para continuar. O mejor, dicho, para comenzar la obra.
Pero independientemente de si surgen nuevos pretextos, lo cierto es que la revuelta social instigada contra el mercado provocó enormes daños a bienes públicos y privados y son la prueba de que la permisividad gubernamental a la hora de aplicar la ley genera vacíos de poder que luego tienen consecuencias indeseables.