Quizá por el mal ejemplo de los adultos que utilizan habitualmente y en todas las circunstancias esas dos drogas permitidas, lo cierto es que el consumo de ambas empieza cada vez a menos edad.
Independientemente de que las autoridades deben reforzar los programas contra esas adicciones, se requiere que desde el hogar los adultos den el ejemplo.
Quienes fuman tienen una alta y comprobada probabilidad de morir prematuramente de graves enfermedades, incluido el cáncer.
Prevenir desde ahora tiene ventajas enormes pero que no son valoradas, sobre todo cuando el consumo de cigarros y alcohol está ligada de forma incorrecta a una forma de hacer lo que sólo la edad adulta permite.