El ingenio Emiliano Zapata fue durante décadas la empresa más grande de Morelos. Hoy vemos como continúa la reducción de su plantilla y su influencia económica en la zona que abastece de caña a la factoría.
Los nuevos propietarios han buscado, dentro de la más pura lógica empresarial, una reducción de costos que incremente las utilidades.
Con nuevas técnicas y mejor administración al paso de los años muchas de las plazas sindicalizadas ya no tienen razón de ser y se ha demostrado.
Es una lástima que la racionalización en el ingenio haya llegado tarde y en el inter se haya pedido el legado social que por años tuvo ese ingenio.
Hoy su contribución se reduce al pago de salarios de cada vez menos personal y al pago de la caña de azúcar. En pocas palabras, la prodigiosa fuente de riqueza que alguna vez se ha extinguido.