La intención de convertir a cuatro poblaciones de raigambre indígena en el mismo número de municipios busca cumplir las expectativas de los líderes de esas comunidades, que siempre han reclamado por la marginalidad a la que están sometidos por las cabeceras municipales.
Sin embargo,
Es cierto que más allá de requisitos como la población, lo cierto es que esos lugares siempre han carecido de suficiente riqueza como para hacerse caso de asuntos tan elementales como los servicios públicos más indispensables, además de que un porcentaje importante de su población tiene arraigada la cultura del impago de impuestos y derechos de cualquier tipo, lo que augura la insolvencia de los nuevos ayuntamientos.
Ojalá que en las fórmulas que las convertirán en nuevos municipios se incluyan disposiciones que les permitan generar sus propios recursos y de esa manera las administraciones logren presentar pero también ejercer un poder real y no sólo teórico.