Conforme se avanza en el conocimiento de los daños causados por el sismo del martes pasado se deduce que la recuperación de las actividades normales será más larga de lo esperado.
El proceso de revisión de los edificios públicos es lento debido lo mismo al tamaño de éstos que a las características de lo que se tiene que comprobar y que no puede hacerse al descuido, porque la seguridad de demasiadas personas está en juego.
El daño en las infraestructuras básicas, sobre todo puentes carreteros, no se puede reparar de la noche a la mañana. Todo eso requiere de una cuidadosa planeación y cuantiosos recursos, que no sabemos si están disponibles.
Pero el poco presupuesto del que se puede disponer debería orientarse a la reactivación de la vida económica, porque la pérdida de empleos ha convertido en damnificados apersonas que ni de cerca estuvieron del foco del sismo pero que sin embargo sienten su dureza.
Restituir los empleos es disminuir de forma generalizada la dureza de los efectos de la catástrofe.