Sólo eso fue la presentación de vehículos automotores impulsados por gas natural que supuestamente se incorporarán al servicio público de manera gradual.
Al ritmo de diez unidades por mes durante el año venidero serán apenas una pequeña mancha en el mar de “rutas” y taxis que llenan las calles de Cuernavaca y los municipios conurbados.
La inmensa mayoría de la flota vehicular seguirá contaminando como hasta hoy, porque está compuesta por vehículos de modelo atrasado y con pésimo mantenimiento no sólo de su motor, sino en general de todos sus componentes, como lo demuestran los accidentes que a diario padecen los usuarios.
Como los concesionarios del transporte público no dan paso sin huarache, seguramente con el anuncio de ayer buscan obtener algún tipo de favor, como los que hasta la fecha tanto les benefician.