La estrepitosa caída del PRI en el cada vez más lejano año 2000 acabó con la hipocresía de las ideologías y mostró a los políticos de todo el espectro con su verdadero rostro.
Principalmente los priistas se fueron sumando al partido que en cada momento aparecí como ganador, sin pudores ni el temor al repudio.
Por eso el único punto de interés en el destape del candidato tricolor a la gubernatura es saber quiénes de ese partido se irán a otras banderas.
De lo demás, el PRI no deja de ser irrelevante desde que perdió el control de los recursos públicos.