Los taxistas no desaprovechan ninguna oportunidad para atacar a la competencia que constituye Uber, la empresa tecnológica que utiliza autos de modelo reciente y obliga a sus conductores a ajustarse a normas más estrictas que las que cumple el transporte público, lo que no la ha eximido de protagonizar incidentes, algunos de gravedad.
Sin embargo, los taxistas utilizan argumentos viejos, desgastados y contradictorios, como la referencia a la falta de autorización para operar de sus competidores, cuando cualquier persona puede ver pasar taxis sin placas a todas horas o conoce la falta de amabilidad y cortesía de los choferes.
Esa empresa vino a romper un cuasi monopolio y su éxito es mundial por lo que para contrarrestarla se requiere de mucha congruencia, lo que significa que si los taxistas mejoran la calidad de su servicio y sus precios, seguramente recuperar a la clientela, pero no de ninguna otra forma.