Los taxistas acusados de intentar cometer un secuestro en Huitzilac salieron libres y sostienen su versión: por medio del sistema GPS localizaron un vehículo robado y fueron por él, pero las personas que lo tenían, al verse sorprendidas, pidieron apoyo de los vecinos simulando que eran víctimas de un delito.
La táctica no es nueva pero lo que le pasó a los prestadores del servicio de transporte habla de la ineficacia de la Fiscalía General de Justicia, que debió actuar ante el delito y con las pruebas que las víctimas ya tenían.
Las fallas en la persecución de los delitos han llevado a la población a actuar por su propia cuenta, con los peligros que eso representa.
La Fiscalía fue durante los pasados seis años un ente decorativo que el anterior gobierno desmanteló, pero ahora estamos en otro momento y las cosas deben cambiar, para restituir la añorada paz social.