La autoridad ha confirmado que la mayor parte de los profesores que tenían la obligación de ser evaluados acudieron a presentar su examen, por lo que fueron infructuosos los cantos de sirenas de diversas organizaciones de docentes que los conminaban a no acudir a la evaluación obligatoria.
Con esto se cierra rápidamente un capítulo del gremio magisterial que contiene además otro añadido: quedó atrás la imagen del gobierno anterior, que usaba la fuerza pública para hacer que se cumpliera con ese proceso de evaluación.
Ambas son buenas noticias, ya que demuestran que se viven otros tiempos y que vamos camino a la normalización de situaciones que antes generaban protestas sociales, de las que derivaban cierres de calles y carreteras.
Morelos requiere que la tranquilidad rota en el sexenio anterior se recupere y cualquier acto encaminado a ese fin es bienvenido.