Es triste ver la inoperancia del poder Legislativo derivado de las divisiones entre los grupos de diputados que llegaron al poder bajo una coalición y que, pese a ser mayoritarios, se han puesto en manos de los votos de la oposición.
La buena marcha del estado de Morelos y la propia gobernabilidad quedó en manos de actitudes caprichosas, interesadas, o ambas.
Eso ha impedido llevar a cabo los cambios necesarios para dejar sin efecto las dolorosas reformas que hoy tienen atadas de manos a las autoridades en asuntos tan importantes como el combate a la corrupción o las indagatorias sobre el mal uso de los recursos públicos durante el sexenio de Graco Ramírez.
El primer periodo ordinario de sesiones ya concluyó y al cierre del año fiscal las condiciones prevalecen, para beneficio de quienes saquearon a Morelos y aspiran a no dejar gobernar.