Indigna saber que se usó el altruismo para disfrazar un capricho conyugal que se pagó con recursos públicos –al menos doce millones de pesos- pero eso fue lo que ocurrió con el concierto que ofreció el afamado tenor Plácido Domingo en Tequesquitengo en octubre del 2013.
Graco Ramírez cumplió así un ofrecimiento a su esposa, pero no solo eso, sino que probablemente logró doble beneficio, pues cobró la entrada al espectáculo y aparte hizo que el gobierno estatal erogara los millones que costó la puesta en escena.
Pero indigna más saber que persiste el control que el ex gobernador tiene sobre la fiscalía anticorrupción que debería ya haber iniciado un proceso en su contra.
El ex empleado de Graco que ocupa ese cargo le cuida las espaldas mientras los habitantes de Morelos deben lidiar con las carencias que dejó el saqueo de las arcas públicas.