El jardín de niños cuyo alumnado protestó ayer en Cuernavaca porque no se ha reconstruido su plantel es una mancha más en la dura piel de Graco Ramírez, cuyo gobierno dice erogar tres millones de pesos por una barda que no tiene ese costo, pero que en realidad parece un pretexto para robar gran parte de ese dinero, como lo hizo en infinidad de otros casos.
Decenas de niños de esa escuela en particular estudian en condiciones difíciles más de un año después del sismo, mientras su plantel sirvió de pretexto para extraer recursos a favor de quien ostentó el poder en seis años de pesadilla.
Los problemas derivados de esos latrocinios surgen todos los días, porque esa parecer ser la intención del exgobernador.
Seguramente el amplio y extendido saqueo que cometió contribuya a encontrar los elementos necesarios para castigarlo como merece.