La advertencia lanzada ayer por el Sistema de Agua Potable y Saneamiento de Cuernavaca (SAPAC) es contundente y clara: el descenso de los mantos freáticos en la temporada de estiaje que vivimos será dramática y se dificultará la extracción del líquido.
Eso puede extenderse a prácticamente todos los rincones del estado y tiene un origen multifactorial pero una única consecuencia, el desabasto de agua potable, que creará tensiones sociales en las regiones donde es cotidiana la escasez del vital elemento.
El crecimiento demográfico y la deforestación han afectado la recarga natural de los mantos, pero el cambio climático y las oleadas de calor que acarrea complica el escenario.
El futuro ya nos alcanzó, pero ahora depende de una sociedad unidad la adopción de medidas que contribuyan a reducir las consecuencias del fenómeno.