Los grupos que se oponen a la entrada en funcionamiento de la termoeléctrica de Huexca en su momento no lograron detener los trabajos de construcción y equipamiento de esa infraestructura.
Ahora que ha sido terminada y que en ella se invirtieron 25 mil millones de pesos no han dudado en recurrir a la violencia para tratar de frenar su puesta en marcha ante el cambio de paradigma que trajo el nuevo gobierno federal.
Sin embargo, las circunstancias han cambiado radicalmente, pues ahora la entidad dispone de una infraestructura industrial (la citada termoeléctrica) antes impensable y que ofrece grandes perspectiva para el desarrollo de Morelos.
Definitivamente se trata de una obra cuya operación no es neutra pero que está equipada con tecnología vigente para el control de sus emisiones contaminantes, si se le compara con una planta similar de combustóleo, por ejemplo.
Sin embargo, la agitación del fin de semana muestra con claridad que solo importa la consideración política y el tratar de mostrar que la oposición es amplia a pesar de que en los años anteriores nunca fue suficiente para detener o al menos retrasar la multicitada obra.