Ayer nuevamente la lucha de los grupos antagónicos de Xoxocotla provocó disturbios que afectaron a miles de personas que nada tienen que ver con el conflicto.
Quienes disputan el control político del nuevo municipio indígena no dejan de recurrir a las tácticas de siempre para arreglar sus diferencias, lo que pone de manifiesto la premura con que se permitió crear el nuevo espacio político.
Existen leyes, recursos e instituciones para resolver las controversias y a ellos deben recurrir como señal de madurez.
No es posible que la libre circulación quede a capricho de líderes que no toman en cuenta las necesidades y derechos del resto de la población.