La ola de incendios que afecta al centro de México y a la periferia de Cuernavaca mantiene desde hace demasiados días una bruma que de una u otra forma afectará la salud de toda la población.
El agudo estiaje, los vientos propios de la temporada y otros factores naturales tienen como refuerzo el descuido humano. O lo que es peor, la intencionalidad de personas sin conciencia.
Las actividades al aire libre se han suspendido en las escuelas, pero quienes deben salir a las calles para ganarse el sustento no están a salvo de contraer alguna enfermedad de las vías respiratorias.
Poco se puede hacer en estos momentos, excepto frenar en seco las terrible práctica de quemar la basura.
Esperemos que las lluvias lleguen pronto y así dispongamos de meses para la planeación que evite una situación igual el próximo año.
Por lo pronto, las autoridades municipales deberían aplicar las multas que ya se contemplan para la quema de basura y otras malas prácticas.