Combatir las adicciones que se presentan a edad más temprana es un auténtico reto, pero no sólo paras las autoridades, sino para la sociedad en general, ya que la familia constituye el primer campo de batalla.
Los jóvenes de ahora viven en un mundo lleno de tentaciones pero con un exceso de información que termina por desvirtuarles su percepción.
Además, la velocidad de la vida moderna lleva a las nuevas generaciones a creer que el presente lo es todo y se arriesgan a probar situaciones que ponen en peligro su salud e incluso su vida.
Y eso no debería pasar si desde el hogar recibieran la información necesaria y los valores básicos para respetarse a sí mismos y a los demás.
Sin embargo, solo quejarse no soluciona ningún problema. Se requiere poner manos a la obra y evitar que drogas tan destructivas como las que hoy tienen a su alcance los jóvenes terminen por atraparlos en una espiral sin salida.