La protesta de los operadores de pipas que surten de gasolina al centro de almacenamiento de Pemex volvieron a mostrar la fragilidad de las infraestructuras estratégicas de Morelos.
Por una situación totalmente ajena a la entidad, el abasto de combustible se puso en riesgo, aunque aparentemente al final no pasó a mayores.
El conflicto nada tuvo que ver con los asuntos internos de Morelos, pero además creo un riesgo adicional al concentrarse decenas de grandes camiones cisternas llenos de combustible, que lo mismo pudieron sufrir algún daño catastrófico que ser víctimas de la delincuencia.
Por todo eso se requiere elaborar protocolos de actuación gubernamental, a fin de que la próxima vez pueda haber una respuesta más adecuada y no permitir que particulares decidan sobre algo tan importante.
Por lo pronto, parece que el riesgo de desabasto de combustible se ha disipado.