Francisco Moreno Merino fue el primero que ocasionó el grave déficit financiero que hoy enfrenta el Congreso local. En su arbitraria administración, el exlegislador dejó amplias huellas de su andar, por lo que resultaba extraño que no fuera imputado junto con sus homólogas que presidieron los órganos de gobierno del Poder Legislativo en el trienio anterior.
El dinero que el Congreso quedó a deber por numerosos conceptos no logró pagarse en toda la legislatura.
Al menos una de las exdiputadas bajo proceso ha dicho que el desvío de cuotas recabadas para el instituto de crédito obedece a la necesidad de cubrir otros compromisos. Y esas facturas provienen de la administración de Moreno Merino.
El partido que lo postuló le ha dado la suficiente protección como para permanecer lejos de la entidad a la que tanto ha dañado, por lo que habrá que ver si el largo brazo de la justicia lo alcanza.