Las agrupaciones campesinas que la semana pasada protestaron contra la política del gobierno federal tomaron de rehenes a los ciudadanos de todas las edades de Morelos, muchos de los cuales se vieron obligados a caminar largas distancias por el cierre de importantes carreteras de la entidad.
Las autoridades federales sostienen que el conflicto deriva del pago directo de los apoyos agrícolas y la pérdida de ese ingreso que sufrieron las organizaciones que dicen agrupar a quienes viven del campo.
Si esa es la base de las protestas, la posibilidad de que no haya acuerdos en las actuales negociaciones es muy alta, lo que representa un riesgo para la ciudadanía. A pesar de que nada tenga que ver con las causas de las protestas.
Se antoja difícil que quienes lideran ese tipo de organizaciones aún no hayan percibido el mensaje electoral de julio del año pasado, que fue una ruptura con las prácticas del pasado, que tanto daño han hecho a México.
Eso incluye las movilizaciones sin sentido o para proteger intereses egoístas.
Esperemos que en los pocos días que faltan para la fecha de las amenazas haya mayor conciencia.