La situación financiera de nueve, diez o quizá once universidades públicas estatales –incluida nuestra UAEM- es delicada y fue desatendida por el anterior gobierno federal.
El año pasado fue dramático para sus comunidades, pues se acabó el dinero incluso para el pago de salarios y prestaciones y eso generó una difícil huelga en la Universidad Autónoma del estado de Morelos que causó diversas afectaciones sobre todo en el área de investigación.
La propuesta de los trabajadores universitarios de todo el país de llevar a cabo una huelga nacional no suena positiva a esa causa, pues afectará las actividades sustantivas de esos entes públicos y causará año a universidades como la morelense, que tiene elevados estándares de calidad pero debe someterse a un proceso permanente de evaluación.
Se antoja necesario que los sindicatos participen en la solución de la crisis financiera, pero se necesitan soluciones creativas, que realmente modifiquen el actual estado de cosas pero sin causar daño adicional.
Basta con recordar la prolongada huelga en la Universidad Autónoma Metropolitana y los nuños resultados obtenidos.