Los cierres carreteros realizados ayer por un grupo de ejidatarios de Acapantzingo dañó gravemente la imagen de Morelos, pues impidió el paso entre Acapulco y la Ciudad de México y quedó latente la amenaza de repetir la acción.
La protesta tiene su origen en un enfrentamiento entre la autoridad municipal y la directiva de los ejidatarios, luego e que estos últimos insisten en obtener beneficios de los terrenos que vendieron al ayuntamiento hace varios lustros y cuyos accesos controlan.
Además existe el caso de la proliferación de expendios de bebidas alcohólicas amparos en supuestos permisos que otorgan los representantes ejidales.
La autoridad municipal suspendió el servicio de recolección de basura en una zona de la comunidad de Acapantzingo como medida de presión para restablecer el orden, pero la respuesta de una parte de la comunidad fue tomar de rehenes a quienes usan la autopista a la Ciudad de México, lo que a todas luces resulta inmoral e injusto y, por ningún motivo debería repetirse, porque la afectación –y grave- es para toda la entidad.