La ciudadanía en general es ajena a las protestas que llevan a cabo vecinos del municipio indígena de Huayapan.
Sus movilizaciones han tenido un alto costo político para la entidad, pues han impedido que el Congreso sesione y lleve a cabo actos de trascendencia para su vida interna.
La amenaza de extender la movilización a otros inmuebles oficiales solo favorece a quienes buscan que la entidad se suma en un caos.
El gobierno anterior se aseguró de crear las condiciones de inestabilidad que dificultaran la persecución de los delitos cometidos por la familia gobernante y todo indica que es aparte –la de crear confusión- la hicieron bien.
Quienes promueven esta estrategia quizá sean manipulados y no se dan cuenta de los intereses a los que sirven, pero es tiempo de que la racionalidad se imponga, porque hasta ahora, con las movilizaciones que también han realizado lugares como Xoxocotla y Coatetelco, solo ha quedado demostrado que los municipios indígenas aún no tiene la madurez para existir por sí mismos.