Desde que se legalizó el financiamiento público de los partidos políticos, los ciudadanos hemos sido testigos del derroche y el aviso que eso ha significado, por lo que sería un acto de justicia reducir drásticamente el dinero que se destina ese fin.
Desde hace décadas los partidos políticos no solo no han empleado correctamente sus recursos, sino que se las han ingeniado para incrementarlos y exhibir sus derroches ante los ojos de la indignada sociedad.
Simplemente después de las últimas elecciones los partidos poco han hecho por la sociedad morelense. Al contrario, la han perjudicado con acciones como la paralización del Congreso.
Pero como son un comprobado buen negocio, decenas de organizaciones buscan lograr ese estatus para conseguir financiamiento público.
La propuesta presentada para reducir su financiamiento difícilmente prosperará. Sin embargo, no dudamos que goce de un amplio apoyo de la ciudadanía, luego del hartazgo que los partidos han generado por tantos años de errores y conductas malintencionadas.