Es alarmante saber que en Morelos son más de trece mil los trabajadores magisteriales que tienen la condición de jubilados, pues eso representa una enorme carga financiera, de la que los beneficiarios, por supuesto, no son responsables.
Sin embargo, ese numeroso y organizado grupo ha comenzado a protestar para defender lo que consideran sus intereses sin que importen los caminos de la ley, como en el caso de ayer, que luego de que el gobierno estatal pagó a alrededor de 700 jubilados beneficiados por un laudo en torno a la prima de antigüedad, hubo una nutrida protesta de quienes no recibieron dinero, aunque no pertenecieran al grupo amparado por la sentencia laboral mencionada.
El cierre de calles y el bloqueo de edificios públicos es un recurso al que recurre cualquiera, pero hablamos de que quienes toda su vida se dedicaron a formar ciudadanos deberían deberían ser más conscientes y creativos, para demostrar que hubo congruencia en su etapa de ejercicio profesional.
Es una cuestión, de civismo, independientemente de la justeza de los reclamos.