La deuda bancaria dejada por Graco Ramírez es enorme (ocho mil millones de pesos) y es apenas una parte del déficit que su administración heredó al actual gobierno.
Esas cifras hablan del tamaño del saqueo de los recursos públicos morelenses. No hay que olvidar que multitud de programas gubernamentales se quedaron sin presupuesto porque la familia que gobernó en el sexenio anterior arrasó con todo.
Eso actualiza la urgencia de fincar responsabilidades al exmandatario, pues el tiempo juega a su favor para lograr la impunidad que tanto le favorece.
Mientras la administración actual consigue negociar mejores términos para la deuda, los órganos encargados de perseguir los delitos deben afinar sus procedimientos, pues hasta ahora es muy poco lo que se ha hecho para recuperar esas sumas astronómicas que de otra forma los morelenses terminaremos por pagar.
El del saqueo es un tema que nunca debiera olvidarse, porque al robar los recursos públicos Graco Ramírez dañó el presente y el futuro de las personas que viven en una entidad que no merece semejante destino.