Aunque emita disculpas a la población, el SNTE demostró que carece de influencia para negociar con las autoridades y debe recurrir al uso de la fuerza y el chantaje como medida de presión.
Una parte del gremio protestó porque de su aguinaldo se les descontó el Impuesto Sobre la Renta (ISR), una contribución federal y reclaman que ese dinero les sea devuelto.
La representación sindical que antes fue todo poderosa y que todavía en el sexenio anterior se afanaba por contrarrestar cualquier tipo de protesta social hoy utiliza esos métodos para tratar de compensar su debilidad política, pero no le tiembla la mano para usar como rehenes a los ciudadanos que nada tienen que ver en el asunto.
Impunemente cerraron calles y una carretera estratégica, lo que impidió a los afectados llegar a tiempo a su destino.
Afortunadamente, la terrible medida de cerrar vías de comunicación es probable que se les revierta a sus autores, con múltiples intereses políticos que se verán afectados cuando llegue la hora del siguiente proceso electoral y el ciudadano recuerde el calvario que vivieron ayer y los que pueden avecinarse.
Esperemos que eso contribuya a poner a esa organización en el nivel que merece ahora que ya no goza de las preferencias de quienes ejercen el poder en México.