Los basureros de Morelos han estado desde hace demasiado tiempo llenos de todo tipo de plásticos. Ese material en sus infinitas variantes y aplicaciones es quizá el que más abunda en los sitios donde la entidad confina su basura, pero también a las orillas de las carreteras y en los campos.
Su utilidad es innegable, como ha quedado demostrado en la epidemia de covid-19, cuando las bolsas de las tiendas se convirtieron en contenedores, protectores de todo tipo, guantes y demás.
Sin embargo, esta importancia coyuntural no puede estar por encima de la intención de prohibir los plásticos de un solo uso. Tarde o temprano la epidemia pasará y volveremos a nuestra vida normal, por lo que no puede usarse la situación actual para permitir a las grandes empresas evadir el cumplimiento de la ley en la materia. O al menos así lo plantean los grupos ambientalistas que han hecho público su malestar por el reglamento de la norma citada.
Quizá por la emergencia que vivimos podría justificarse una moratoria, pero no una renuncia a desterrar el plástico de un solo uso de nuestras vidas.